Los debates de Pablo
«También disputaban con él algunos de los filósofos epicúreos y estoicos». (Hch 17:18 LBLA)
En su actividad misionera Pablo llegó a Atenas, ciudad reconocida por su pasado glorioso en torno a la filosofía y donde el apóstol se indigno al ver las calles llenas de ídolos. Es en este centro filosófico que Pablo debatió con diversas cosmovisiones paganas. Por un lado, estaban los estoicos, quienes sostenían que todo lo que existe es divino, mientras que los epicúreos, decían que si los dioses existen, estos han de estar lejos de los asuntos humanos.
El día de hoy las cosas no son diferente a lo plasmado en Los hechos de los apóstoles. Así como los estoicos, existen grupos que hoy ponen en un altar a la naturaleza y lo creado. Más común es la visión que tenían los epicúreos, aún dentro de las iglesias, gente que dice creer en dios pero que lo ve lejano, no le interesa saber que piensa ni que dice, no quieren conocerlo y mucho menos obedecerlo, adoran a un Dios desconocido.
El dios no conocido
La confusión es aún mayor cuando algunos definen al dios auténtico por la manera en que escriben o pronuncian “su nombre”. Enlazan la salvación a la correcta pronunciación del Tetragrámaton YHWH, sostienen que es un error decirle Señor y hasta que es una aberración decirle «Dios».
Por otro lado muchos piensan que la forma más segura para identificar al Dios verdadero es la «D», donde “dios” con minúscula hace referencia a un Dios falso, un ídolo y “Dios” con mayúscula al Dios Eterno, ignorando que en los manuscritos griegos más antiguos del Nuevo Testamento no existían diferencias entre mayúsculas y minúsculas. Los receptores originales eran quienes debían identificar de que Dios trataba, no por la letra con que iniciaba, sino por el contexto, por sus atributos y según su manera de actuar en la historia.
Usted puede leer una frase que diga por ejemplo “Dios te necesita para ser feliz” y aunque esté con D mayúscula, tal declaración no habla del Dios verdadero, autosuficiente que no necesita de nada de acuerdo a las Escrituras (Hechos 17:24-25).
El Dios verdadero
Es importante saber y conocer cómo es nuestro Dios, cuál es su carácter, cuáles son sus atributos, qué es lo que demanda y cómo ha intervenido en la historia humana, para que no nos equivoquemos adorando a un Dios desconocido o sirvamos a un ídolo creado a nuestra imagen.
El Dios verdadero que levantó a Jesús de entre los muertos, predicado por Pablo y al que debemos adorar, se ha revelado en Cristo y muestra su carácter y atributos en las Escrituras. Contrario a lo que creían filósofos epicúreos y estoicos, el verdadero Dios es Creador de todo y todo está a su servicio, está en todo lugar, es sobre todo y todos, se preocupa de su creación y no es ajeno a los asuntos de la humanidad. Dios ha elaborado un plan de redención que se ha ejecutado en la historia por medio de Jesús, el hijo de Dios, quien caminó entre los hombres.
J.P. Zamora
Muy buena aplicación contemporánea. Es triste ver que muchos en nuestras iglesias, conocen a un dios muy diferente del que se encuentra en las Escrituras, pues solo oyen sobre ese dios de la boca del pastor, y no de su lectura bíblica.
Adelante con este proyecto.
Excelente artículo, es un tema importante y es increíble que aún en nuestro siglo, uno donde el conocimiento es abierto a todo Público. Hayan hermanos que tienen conceptos errados de Dios.
Dios se ha revelado por medio de Cristo, nos aferramos a su misericordia.