El día 19 de febrero del 2021 fui invitado a conversar, por Iván Rubio de «Muertos al pecado», sobre la relación de Jesús con el Templo de Jerusalén. Nos enfocamos en la sección conocida como la «purificación del templo» (Mc. 11:) y dialogamos sobre si Jesús quería reformar el Templo o buscaba comunicar otra cosa.
«Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones» (Marcos 11:17 LBLA)
Para los judíos, la casa de Dios se había convertido en un símbolo de su identidad que los separaba de las otras naciones paganas y en vez de proclamar que Dios era un Dios sobre todos, los lideres impidieron la adoración de los gentiles (cf. Isaías 56:7)
Otro de los punto tocados es la conducta de muchos de quienes asistían a Templo. Muchos tenían una actitud similar a la que los profetas antiguos condenaban (cf. Os 6:6). Por esta razón Jesús cita a Jeremías en su proclamación. Los que estaban en ese lugar pensaban que el Templo les daba seguridad, vivían su vida en abierta rebeldía a Dios pero creían que el sistema de sacrificio los salvaría de la ira divina. Habían convertido el Templo en una cueva de ladrones (cf. Jer 7).
En esta charla vimos como lo que hace Jesús en tal escena es un acto profético, un anuncio sobre la inminente destrucción del Templo y que cosas implica entender el texto bíblico de este modo. Acompáñenos en esta hora de conversación sobre la Biblia y reflexionemos juntos sobre la relación entre Jesús y el Templo.
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J. P. Zamora