El día 17 de enero del 2022 fui invitado a conversar por el Pbro. Jesús Rodríguez del Templo Métodista «El Mesías», en la «Conferencia Anual Norcentral de la IMMAR», sobre la labor social de la Iglesia y como el cristianismo debe actuar en un mundo injusto.
«La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo» (Santiago 1:27 LBLA)
Para Millard Erickson la labor de la Iglesia en este mundo se puede dividir en cuatro funciones: Evangelización, Edificación, Adoración y Preocupación Social[1]. Todos tenemos clara la responsabilidad que los creyentes tenemos en compartir el evangelio, edificarse los unos a los otros y rendir culto a Dios. Sin embargo, en la actualidad, olvidamos nuestra responsabilidad de amar y servir al prójimo.
El Antiguo Testamento nos muestra que el Señor está preocupado de los pobres y los más necesitados. Incluso el salmista presenta a Dios como el «Padre de huérfanos y defensor de viudas» (cf. Salmo 68:5). La enseñanza de Jesús también nos manda a servir al prójimo y a cuidar del necesitado, enlazando toda la ley al amor a Dios y al prójimo (cf. Mateo 22: 37-39). Cómo dice Jontahan Edwards:
«Debido al amor propio, cuando estamos en dificultades y sufrimos penurias, nos preocupamos por nuestro alivio, lo buscamos y nos esforzamos en ello. Y cuando amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, deberíamos, de la misma manera, preocuparnos de su dificultad y buscar su alivio […] deberíamos hacer todo lo posible para socorrerle, a pesar de que sus dificultades no sean extremas» 2
Puede escuchar la conversación junto a J. R. González a continuación:
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J. P. Zamora