10 frases de Jonathan Edwards sobre la labor social del cristiano

Jonathan Edwards

Una de las labores de la Iglesia en este mundo es la preocupación social. Como conversábamos junto a Jesús Rodríguez, en la actualidad, muchas veces a esta labor se le resta importancia. Sin embargo, la historia del cristianismo nos muestra que la fe demanda ineludiblemente dar al necesitado.

A continuación compartiré diez citas extraídas del sermón titulado «El deber de dar caridad a los pobres explicado y demandado» de Jonathan Edwards1.

Sección I

Edwards abre su exposición citando Deuteronomio 15:7-11 y comenta que los cristianos deben suplir las necesidades del pobre como un mandato divino.

«Es el deber del pueblo visible de Dios dar para ayudar al menesteroso desinteresadamente y sin reproche. No todo vale para obedecer esta regla a los ojos de Dios; por ejemplo, hacerlo a regañadientes, con tristeza en el corazón o con cierto dolor interior al entregar lo que se está dando».

El pastor —y teólogo puritano— enfatiza que el pueblo de Dios está obligado a dar generosa y suficientemente para suplir la carencia del necesitado.

«No es meramente algo loable que alguien sea amable y bondadoso con los pobres, sino que es nuestra obligación ineludible; tal como el deber de orar, participar en una adoración pública o cualquier otra cosa».

Sección II

En la segunda sección, Edwards, aborda la obligación que tenemos los creyentes de realizar labores de caridad hacia los pobres y la importancia que Dios da a estos asuntos. Tal como dice Oseas 6:6 «Porque misericordia quiero, y no sacrificio».

Jonathan Edwards
Biblioteca de Clásicos Cristianos

«Todos somos de la misma naturaleza, las mismas capacidades, las mismas disposiciones, los mismos anhelos de bienestar, las mismas necesidades, la misma aversión a la miseria y fuimos hechos de una misma sangre. Y fuimos creados para sobrevivir en sociedad y unión los unos para con los otros».

Filipenses 2:4 declara que no debemos mirar cada uno por lo suyo propio, sino cada cual por lo de los otros. Con esto en mente, el predicador sostiene que:

«Aquel que solo piensa en sí mismo y nunca en su prójimo merece ser cortado de los beneficios de la sociedad humana, y ser confinado con los animales salvajes para que sobreviva como bien pueda hacerlo. Un espíritu personalista y mezquino pertenece más a los lobos y a otros animales depredadores, que a los seres humanos».

El deber del creyente es compartir aquello que hemos recibido de pura gracia. El ejemplo de Jesús nos impide negarnos a ayudar a quien está en escasez.

«¡Cuán inapropiado es para nosotros, que vivimos de pura benignidad, mostrar malignidad! ¿Qué hubiera sido de nosotros si Cristo hubiera reservado Su sangre y hubiera sido reacio a ofrecerla, como muchos hombres hacen con su dinero y sus bienes?».

Sección III

La Biblia manifiesta que el Señor ve lo que hacemos a nuestro prójimo en necesidad como si lo hiciéramos a Él mismo. Comentando textos como Mateo 25:40, Edwards dice:

«Si Cristo mismo estuviera en la tierra y viviera en medio nuestro con su cuerpo limitado, como lo hizo antes, y estuviera en circunstancias pobres y estrechez, ¿no estaríamos dispuestos a suplir su necesidad? ¿Seríamos capaces de inventar excusas para no ayudarlo?».

Al finalizar la tercera sección, el ministro nos recuerda la sentencia divina para con los que rechacen dar una mano al necesitado.

«Dios ha advertido a las personas egoístas que si ellos alguna vez pasan por calamidades y angustias, quedarán sin su ayuda».

Sección IV

«¿Qué hubiera sido de nosotros si Cristo hubiera reservado su sangre y hubiera sido reacio a ofrecerla, como muchos hombres hacen con su dinero y bienes?» — Jonathan Edwards. Clic para tuitear

En la última sección, Jonathan Edwards aborda los reparos más comunes que se tienen para no ejercitar la ayuda al prójimo. Una de estas objeciones era que ellos no están obligados a dar porque su prójimo, aunque está necesitado, no está en extrema necesidad. A esta objeción responde:

«Cuando amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, deberíamos, de la misma manera preocuparnos por su dificultad y buscar su alivio. Si se tratara de nosotros, estaríamos tan preocupados por nuestras propias penurias, aunque no fueran necesidades extremas, que haríamos todo lo posible por mejorar nuestra situación».

Otra de las objeciones a las que responde es aquella que sostiene que no se debe ayudar a una persona malvada, que tiene mal temperamento o un espíritu desagradecido. Frente a esto Edwards argumenta:

«Somos especialmente llamados a ser generosos con los ingratos y malvados. Así seguiremos el ejemplo de nuestro Padre celestial que hace salir su sol sobre malos y buenos, que hace llover sobre justos e injustos».

Para finalizar, dejaré una cita en la que el teólogo busca responder a los que se niegan a ayudar al necesitado porque piensan que esa persona está en tal situación por su propia negligencia y culpa.

«Cristo nos ha amado, se ha compadecido y se ha entregado para aliviarnos de nuestra necesidad y miseria que habíamos traído sobre nosotros por nuestra propia imprudencia y maldad. Nosotros también neciamente y perversamente habíamos malgastado aquellas riquezas que nos fueron dadas, con las que podríamos haber vivido felizmente por toda la eternidad».


Jonathan Edward (1703-1758) fue un ministro congregacionalista y pastor de una Iglesia de corte calvinista en Northampton, Massachusetts. Es considerado uno de los más brillantes teólogos protestantes de Estados Unidos. Su sermón más famoso fue «Pecadores en las manos de un Dios airado», predicado el 8 de julio de 1741 en el contexto del Primer Gran Despertar.


J. P. Zamora

  1. – Las predicaciones se encuentran en el libro «Pecadores en manos de un Dios airado» de Jonathan Edwards, perteneciente a la Biblioteca de Clásicos Cristianos editada por Abba Librería.

Un pensamiento en “10 frases de Jonathan Edwards sobre la labor social del cristiano

  • 9 de febrero, 2022 at 17:39
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    Bendiciones. Muchas gracias por el artículo. Muy edificante. Si me permiten, lo compartiré con los hermanos de la iglesia a la cual asisto, que son encargados del «Ministerio de misericordia». De nuevo gracias.

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