
Vivimos en un tiempo donde el acceso a la información abunda en nuestras congregaciones, pero el discernimiento escasea. Basta abrir una red social para encontrarse con sermones que se contradicen, interpretaciones bíblicas superficiales, noticias falsas que refuerzan prejuicios y supuestas «investigaciones» que prometen revelar secretos ocultos de la Biblia.
En medio de este ruido, libros como el del profesor Gary S. Shogren se vuelven indispensables.
Cuando los mitos se vuelven doctrina
Shogren, con un estilo claro y directo, se atreve a exponer algunos de los mitos evangélicos que más se han difundido en nuestros círculos en los últimos años. Esas historias que corren por las redes sociales, que parecen fortalecer la fe, terminan debilitándola al apoyarse sobre mentiras.
Algunas de las preguntas que el autor pone sobre la mesa son conocidas por muchos:
- ¿Se descubrieron esqueletos de gigantes antiguos?
- ¿La NASA demostró la historicidad del Día Largo de Josué?
- ¿Se encontró el arca de Noé?
- ¿El “ojo de una aguja” se refería a una puerta baja en Jerusalén?
Cada mito es examinado con paciencia, con base bíblica y con argumentos serios, sin caer en la tentación de ridiculizar a quienes han creído en estas cosas. El tono no es de burla ni de soberbia, sino de guía pastoral que ayuda al creyente a volver al camino de la verdad.
«Para los cristianos, es crucial que digamos la verdad y que evitemos lo que no es cierto. Esto no es simplemente para que podamos estar mejor informados; es porque nuestro deber ante Dios es no dar falso testimonio. ¿Cómo aceptará el mundo nuestra verdad principal, la resurrección de Jesús, si somos personas que se creen historias sin probarlas? 1»
Mitos que hemos repetido sin darnos cuenta

Lo valioso del libro es que no se queda en generalidades. Shogren baja a ejemplos concretos, a esos mitos que muchos hemos escuchado —y a veces hasta compartido— en conversaciones de iglesia, en cadenas de WhatsApp o en predicaciones bien intencionadas.
1. Los gigantes antiguos
Cada cierto tiempo circulan fotos en internet de supuestos esqueletos de varios metros, pruebas de que los “nefilim” existieron. Shogren muestra que la razón por la que estos esqueletos empezaron a aparecer es que en 2002 hubo un concurso en el que se pedía a la gente que creara imágenes de falsos descubrimientos arqueológicos 2.
2. El Día Largo de Josué y la NASA
Otra historia repetida asegura que la NASA “descubrió”, con sus computadoras, el día perdido de Josué. El autor muestra cómo este mito circula —en esta versión— desde fines de los 60. Una mentira que fue mutando por un siglo, sumando NASA, cohetes y computadores. Lo preocupante es que nuestros sesgos llevan a aceptar la mentira, siempre que confirme lo que creemos.
«El mito sobre la NASA desvía la atención de la Palabra de Dios, en lugar de exaltarla 3»
3. El arca de Noé
Famoso es también el anuncio que reaparece cada cierto tiempo: «¡Encontraron el arca de Noé!». Sin embargo, nunca se confirma. Shogren muestra cómo debemos distinguir entre la fe en el relato bíblico y esa obsesión por “hallazgos definitivos” que sólo producen decepción y llenan los bolsillos de estos falsos Indiana Jones de objetos bíblicos.
4. El ojo de la aguja
Se suele repetir que el verso «Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios« apunta a una puerta baja en Jerusalén llamada la aguja, donde los camellos apenas podían entrar. Una explicación que, supuestamente, ilustraría la necesidad de humildad. Sin embargo, Shogren advierte que ese relato no hace justicia al texto. Jesús no hablaba de arquitectura, sino de la trampa de las riquezas materiales. Por eso, aunque lo novedoso siempre atrae, debemos cuidarnos del anhelo por interpretaciones “creativas” que terminan diluyendo la fuerza del mensaje de Jesús.
«Hay pruebas sólidas de que Jesús estaba hablando de una aguja de coser, no de una puerta […] no hay pruebas de la época de Jesús de que existiera siquiera una Puerta del Ojo de la Aguja. Josefo no la menciona, ni ningún rabino 4»
Estos ejemplos —entre otros muchos casos que se analizan en el libro— no sólo derriban mitos; nos exponen. Nos muestran cómo preferimos relatos llamativos antes que la verdad sencilla, cómo nos seduce más la “revelación secreta” que el estudio e investigación seria. Y ahí el aporte del libro se vuelve pastoral: no busca humillar, sino llamar a un discernimiento que edifique a la iglesia.
Las gafas de nuestros sesgos
Shogren no se queda en desmentir estas interpretaciones e información falsa. Nos recuerda algo que suele pasarse por alto: los cristianos no estamos libres de sesgos cognitivos.
Estas «gafas invisibles» moldean nuestra manera de leer la Biblia, escuchar un sermón o dejarnos convencer por un mensaje atractivo. Reconocerlos no es un lujo académico, es un acto de humildad espiritual. Admitir que muchas veces no vemos con claridad es la primera señal de que necesitamos que la Escritura alumbre nuestro entendimiento.
«Yo tengo el sesgo cognitivo, de eso estoy seguro. Y también lo tenemos todos. Y una persona que cree que no tiene sesgos es probablemente la más ciega a su propio proceso de pensamiento, y la más propensa a acusar a todos los demás de pensar de forma sesgada 5»
Un llamado a la iglesia
«Para los cristianos, es crucial que digamos la verdad y evitemos lo falso. ¿Cómo aceptará el mundo la resurrección de Jesús si nos creen ingenuos ante historias sin probar?» Compartir en XEste libro no busca que acumulemos datos, al contrario, nos anima a ser más cuidadosos con lo que enseñamos y compartimos. Es un llamado a pastores, maestros y creyentes comunes a discernir lo que escuchan, a no tragarse todo lo que aparenta ser verdadero. En un mundo saturado de mitos y medias verdades, la iglesia no puede darse el lujo de repetir rumores. Tener fe no implica dejar el criterio en la casa ni apagar la razón, sino ponerla al servicio de la verdad.
«Mitos que los cristianos creemos y compartimos» de Shogren es más que una colección de aclaraciones. Es una invitación a que nuestra enseñanza eche raíces en la Escritura y a que la iglesia vuelva a ser luz en medio de la confusión.
Todo creyente que quiere crecer en discernimiento encontrará aquí un recurso valioso. Todo líder, pastor o maestro hallará un aliado para enseñar con fidelidad y para limpiar de mitos el mensaje que anuncia. Porque cuando la iglesia se sostiene en la verdad, resiste las falsas doctrinas, vence la confusión y puede ser un verdadero testimonio del Dios que no miente.

Gary S. Shogren, doctor en Nuevo Testamento, se formó en Estados Unidos, pero hace más de veinte años decidió echar raíces en América Latina. Vive en Costa Rica, donde enseña en el Seminario ESEPA. Su labor no es sólo académica, ha conjugado docencia, misión y acompañamiento pastoral con un afecto sincero por la iglesia latinoamericana, a la que ha dedicado su vida.
J. P. Zamora